martes, 4 de marzo de 2008

Lo más dulce, lo más amargo


Yo soy lo más dulce, soy lo más amargo.
Y tu apenas has degustado la cáscara de mis labios, a tu favor no has probado el fruto entero pues te hubieras empalagado y serías diabético a mis encantos.
Les contaré una historia de unas noches de un verano del pasado. Los caballeros andantes nunca deben dejar de andar, pero yo eh conocido uno que se quedo varado unos siete días en las mismas manos. Un grave error.
Este caballero siente hoy tristeza, y menos mal que la sienta yo creía que se había vuelto insensible. Mi amargura lo ah amargado, pero mi dulzura jamás tocará sus labios.
Herejía cometerá si me mira, no es dichoso de mantenerme la mirada.

Soy lo más dulce soy lo más amargo y elijo actuar así de vez en cuando.

Olvidará lo ocurrido cuando el texto sea leído, más en cuanto vuelva por aquí extrañara mis manos. Bien lo sé yo que soy lo más dulce y hoy para ti seré lo más amargo.

Caminaré cerca de ti cuando el camino se cruce, a propósito te ignorare, y más pena recorrerá tu sangre por lo que no fue.

Les contaré historias de mis dulces amarguras.

Empezaré a contarles esta pequeña historia.
Él caminaba en soledad haciendo de la libertad su vida, cree vivirla pero la dejaba pasar delante de sus ojos. Lo sé, yo soy Vida. Decía ser valiente, y sus ojos relucían al verme andar… pero bien cobarde es el que no arriesga. Muchos han tenido miedo a lo que vendría, pero luego han regresado esperando que siguiera allí… pero estaba aún más lejos del puerto en donde me dejaron esperándolos.
Recuerdo bien sus palabras al regresar “Sos lo más lindo que ví en mi vida, a pesar de todo”, y también recuerdo las de él “Sin vos estoy vacío”, pero yo estaba ya muy lejos del aquel lugar donde en algún tiempo pasado los esperaba. Y bien recuerdo las de él también pero no las diré, no merecen ser nombradas.

Al caer una noche volvió a repetir tantas cosas que decía, aunque una sola palabra bastaba para saber lo que le pasaba. No cedí un instante. Nunca lo podría haber hecho, pero lo hice.
Fatídico día que entrando en mi sueño y perturbando mi descanso mis labios rozó.
No debería haberme ni rozado, pues así hoy sentirá pena de mis palabras, pues así cuando me vea en otras manos dentro de algún tiempo también le apenará.

Sus ojos no me engañarán, sé que bien le gustaría probar. Más no podrá, con las ganas eternamente se quedará. Podría si cediera, si admitiera la verdad, pero es demasiado tarde para su edad.

Así es como se atrevió a rozar mis labios, y tomó mi mano durante el ocaso, el amanecer, y en las tardes al caer el día decía lo que decía sentir, o lo que sentía.

La mitad dulce de mi vida le creía, la mitad amarga no lo aceptaba. Estando lejos de aquí sin mi mirar y sin mi andar desmintió todo aquello.

En mi cabeza yo lo odié, no confío en las personas de doble discurso.
Acaso lo ataran mis palabras que no tienen sogas ni manos para ahorcar. Acaso se excusó con aquello, se de que ellos huyen y luego regresan, pero a mí ya no me encontraran.

Temerán no encontrarme otra vez y me llamarán por mi nombre, mientras estén cantando y caminando felices es posible que me encuentren, les daré risas y robaré sonrisas. Se confundirán de nombre, pues me parezco mucho a ella, pero soy otra persona.
Sí lo sé mi andar es idéntico, suelen decirme que tengo un parecido, puedes llegar a creer que soy ella viniendo de otros tiempos.

Si regresas ya no estaré aquí.

No hay comentarios: