Dame el mapa de aquella ciudad perdida, donde un día había encontrado tu alma brillante. Dónde fue a parar aquella luz de tus ojos tras mi partir. ¿Se fue conmigo?
Mira, había dejado un sueño en mis bolsillos... bueno, un par mas... esta bien, sueño mas que el resto de la gente. Pero presta atención... se descosió el bolsillo y se me escaparon un par. No encuentro el sueño que quería ver a tus ojos brillar.
Lo siento, pero ya debo irme, un amigo me espera en la vuelta de la esquina, con el solemos pasear hacia ningún rumbo. A veces pienso que el único rumbo que tomamos es el disfrutar del tiempo compartido. Es raro, es distinto.
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